BOSQUE: FÁBRICA DE AGUA 

La Fábrica de Agua es un proceso natural que consiste en la condensación de agua que llega en forma de nube pr­­­­oveniente de la evaporación del océano y que gracias a la presencia de las coníferas y los árboles en la alta montaña se transforma en millones de gotas. Si miramos con atención, observaremos que de cada aguja de los pinos se desprenden gotas que, por medio de la diversa flora del sotobosque se infiltran hacia el subsuelo o escurren en forma de arroyuelos manteniendo así la humedad de la tierra. Este proceso forma parte del ciclo del agua y tiene lugar en el Pico de Orizaba.

Todo cuenta: el musgo, los hongos, los helechos en conjunto con muchas otras especies de flora, e incluso la microfauna, desempeñan un papel importante para mantener en operación este complejo ciclo vital. Los enormes glaciares del Pico de Orizaba son parte esencial de la continua generación de vida, son, además, la principal reserva de agua dulce en el planeta y su formación requiere de millones de años. Hace apenas un cuarto de siglo, el Pico de Orizaba contaba con cinco grandes glaciares; actualmente, sólo le quedan dos: el Occidental y el Jamapa. 

Del deshielo de este último se forman los ríos Jamapa y Cotaxtla, que recorren cientos de kilómetros antes de llegar al mar. Con la intención de preservar los bosques del Pico de Orizaba y las diferentes formas de vida que éstos albergan, en 1937 se emitió el decreto de Parque Nacional. Sin embargo, hoy día, el volcán sólo conserva 17% de ellos. 

Las coníferas como el Pseudoestrobus, Ayacahuíte, Moctezumae, Hartwegii, Pátula y Oyamel y los encinos que forman sus bosques constituyen barreras naturales contra el viento que impiden que las nubes pasen de largo y se lleven la lluvia a otras latitudes. Esta cubierta vegetal, además de capturar dióxido de carbono y generar oxígeno, favorece la retención del suelo y evita con ello los deslaves y la erosión. Que el agua llegue a nuestras casas implica mucho más que un abrir y cerrar de llaves: implica la conservación de los procesos que generan vida. Mientras más nos resistamos a asumir nuestra responsabilidad en el mantenimiento del equilibrio del ecosistema que habitamos, más lejos estaremos del bienestar. 

El agua es fuente de vida, interrumpir su ciclo es atentar contra los ríos y los mares, contra los bosques y las selvas; es erosionar, desertificar un planeta rico en especies. En tanto no veamos que los habitantes de las zonas del Pico de Orizaba, que tienen a su cuidado la protección del bosque, requieren acceder a mejores condiciones de vida, nuestros esfuerzos por conservar los ecosistemas donde se produce el agua, no podrán ser exitosos. 

Es necesario asumir la corresponsabilidad política, económica, ambiental y social entre los consumidores de las grandes ciudades y los productores del agua para posibilitar el desarrollo sustentable de las generaciones presentes y futuras.